lunes, 19 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
miércoles, 9 de noviembre de 2011
CUENTOS CON HADAS
La aventura de Popis
Si yo tuviera un hada jugaría con ella y haríamos casi todo juntos. Le pediría que me enseñe a volar, haríamos deportes extremos como paracaidismo, rally, etc.
Después de mucho tiempo la tuve. Le pregunté cómo se llama y me dijo: -Popis.
Un día fuimos al cine a ver “Duro de matar 4.0” y nos gustó mucho.
Ella usa ropa de color violeta y rosa.
La llevé a la casa de mi abuela y su gato Bigotes la persiguió.
Entonces ella lo convirtió en un pancho.
Cuando mi abuela regresó, lo volvió a su forma normal.
Luego, el hada inventó una casa de caramelo con su magia. La comimos y bien empachados vivimos, muy felices.
El pozo
El hada y yo somos y éramos amigas.
Se llamaba Esperanza.
Ella y yo tuvimos una idea: ir al bosque a hacer un picnic. ¡Pero no teníamos comida! Así es que compramos un sándwich 1$, una manzana 5$ y galletas Express 20$. Todo lo pusimos en la canasta y nos fuimos.
Empezamos a buscar un lugar del bosque lindo para hacer un picnic. El hada se alejó buscando y sentí que algo se cayó. Fui a buscarla y encontré unas huellas. Parecían de un hada y las seguí. No me di cuenta de que había un pozo y me caí. Allí encontré a Esperanza.
Vimos un túnel, lo seguimos y nos llevó a un lugar con muchas joyas, rubíes, esmeraldas, aguamarinas… El piso se rompió y nos caímos a un sitio en el que se veían las estrellas. ¡Nos quedamos! Vimos una salida con una escalera y volvimos al picnic.
Allí nos encontramos a muchas hadas. Nos llevaron a su casa. Estaba toda destrozada.
-¿Qué pasó?
Las hadas me dijeron que pasó un tornado y les rompió la casa. Me pidieron que se las arregle. Yo les dije que sí pero con ayuda. Así es que fui a conseguir troncos para los muebles, al campamento. Me puse a construir. Como las hadas me ayudaron, terminamos en una semana. Me dieron un trofeo y una medalla y un unicornio para que nos lleve de regreso a casa.
Julieta Luna
Ogros y hadas
Había una vez un hada llamada Moly que vivía en Groenlandia.
Una vez salió a buscar alimento y agua pero se encontró con un ogro llamado Shrek. Por inconveniencia, el ogro saltó y pisó la comida. El hada salió volando y avisó al pueblo. Luego avistó al ogro que venía hacia ella. Las hadas salieron volando pero él las seguía.
Apareció una princesa muy valiente llamada Matilda.
La princesa saltó y le preguntó qué quería. Le dijo que quería amigos, que nadie es su amigo porque es un ogro.
Al final del día estaba ayudando a las hadas.
Martina Carrusca
Anita y yo
Si tuviera un hada la despertaría con un pequeño desayuno en su pequeña cama. Se llamaría Anita y le encantaría el color lila. La vestiría con un vestido de su color preferido.
Yo, como dueña, la llevaría a todos lados: a la escuela, la plaza, la playa, el centro, el shopping y a Trevelin.
Ella me ayudaría todos los días a hacer la tarea y me daría clases particulares de vuelo con sus alas extra gigantes que la mamá le habría comprado antes de haber nacido.
Cada día la llevaría en el bolsillo de mi mochila y la sacaría solo en los recreos.
Ella me contaría sus problemas y yo los míos.
¡Ah! Y me olvidé que sería mi mejor amiga.
Aintzane Zubimendi
_______________________________________________
El niño que aprovechó de sus poderes
Una vez en un pueblo mágico existía un niño, un niño que tenía un hada madrina.
Ella le concedía deseos aunque sean imposibles pero no podía intervenir con el amor.
Al niño le gustaba Agatha, una niña de su clase.
En fin, él tenía muchos deseos por cumplir pero abusaba del hada.
Después, el hada fue descubriendo que se aprovechaba de ella y le hizo una broma fea. Tras esa broma, él solo le pedía y le rogaba tener el amor de Agatha.
El hada no se lo podía conceder.
El niño empezó a pensar en otra cosa y se distrajo de Agatha de una vez por todas.
Empezó a pedir cosas más pequeñas sin abusar.
Joaquín Vasquez
Marina, el hada
Había una vez un hada llamada Marina.
Era violeta y verde, muy buena y hermosa.
Pero un día iba caminando y se cayó a un pozo.
Nadie la salvaba. Hasta que llegué yo y me caí en el mismo pozo. La vi. Toda sucia. Le pregunté qué le había pasado. Dijo que se cayó y me preguntó si quería tener un hada.
Me encantó esa idea. Me la llevé. Pedí millones de deseos. Hasta que se cansó y no hizo nada más. Me preocupé. Pero leí en un manual y decía que en una hora podía pedir solo un millón de deseos. La invité a tomar el té. Pero a las hadas no les gusta.
Llegó mi papá. No sabía dónde esconderla. La puse debajo de la cama.
Pasaron dos días. No me acordaba de que la tenía. Hasta que la necesité. Estaba con un amigo. Me parece que era su novio. Me pidieron si se podían ir y les dije que sí. Pero puse una condición: que me lleven. Me dieron polvo mágico y volamos al país del amor (Francia).
¡Tenía una pareja mágica! Me concedieron todos los deseos y hablamos en francés para siempre.
Martina Sosa
El hada de la escuela
Un día había sonado el timbre del recreo y todos nos fuimos al aula. La maestra no estaba. Yo me asomé y vi a un hada muy chiquita. Todos nos asomamos y dijimos: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién?
El hada me enseñó cómo era su vida de aldeana. Ella vivía en una casa hecha de choclo y zapallo.
Se llamaba Teresa. Estaba de novia con un duende verde llamado Germán. En realidad él estaba con ella por sus millones y millones de dólares, euros y pesos. Si salían de fiesta, él se volvía loco por el alcohol.
Al final ella se dio cuenta de que estaba saliendo con un ogro.
Se separó.
No fue a la escuela.
Le conseguí un enano llamado Berny. Se casaron y fueron muy felices.
Yo fui la que entregó los anillos. Me dijo que sería su mejor amiga por siempre.
Los novios se fueron de viaje.
Apareció…¡Un pirata! Los raptaron.
Yo conocía a Peter Pan y a Campanita. Me ayudaron a salvarlos.
Teresa tuvo una hija y la llamó Mariángeles.
Yo fui la madrina. ¡Salté de la alegría!
Valentina Abouzed
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El hada Gloria
Había una vez un chico que se llamaba Lucas.
Era un chico muy pero muy triste.
Un día le mandaron un hada. ¿Saben cuál es el nombre del hada? Es Gloria.
Ya que era tan triste, lo primero que pidió fue que sus padres dejaran de fumar y ¡TIN!, se hizo el deseo.
Entonces quiso tener amigos en la escuela y pidió que lo acompañara. Así fue.
Tenía que arreglar tres cosas: uno, el bravucón, dos, el maestro y tres, conseguir amigos.
Lucas deseó que el bravucón deje de ser malo.
¡TIN! Dejó de ser malo.
¡Ring! ¡Oh, es hora de ir a clases!
-Deseo que el maestro no me odie.
¡TIN! Listo, se acabó la clase-
Y el último deseo: tener amigos.
¡TIN!
Y vivieron felices por siempre.
Lucas Gaspar
El diario del hada
Había una vez un hada que iba todos los días a la casa de una nena llamada Graciana.
La conoció un día volviendo de la escuela.
Le preguntó:
-Hola. ¿Cómo te llamás?
-Hola. Me llamo Graciana, respondió. ¿Eres invisible?
-Sí. Solo tú me puedes ver.
-¿Por qué los otros chicos no?
-Porque vos compraste mi diario y cualquiera que lo compre tendrá un hada.
Fueron a la casa, felices.
-Tengo cien preguntas para hacerte, dijo Graciana.
El hada, como era invisible, atravesaba paredes, puertas y cualquier otra cosa.
Al día siguiente Graciana se levantó, desayunó y se lavó los dientes. Le pidió al hada que hoy no fuera con ella a la escuela. Cuando volvió, no la encontraba. La buscó y la buscó pero no la encontró. Se quedó en su habitación.
Al otro día fue a la escuela y la descubrió en el salón de clases. Le preguntó:
-¿Dónde estabas?
-Te vine a buscar pero ya te habías ido, entonces decidí quedarme hasta hoy.
Cuando terminó la escuela se fueron a la casa a tomar el té. Después el hada dijo:
-Yo te concederé un deseo. Piénsalo porque solo es uno antes de que me vaya.
La niña preguntó:
-¿Adónde te vas?
-Con otra chica, respondió.
-Pido ser feliz y que mi familia esté bien.
Y se cumplió.
Graciana Carromba
El hada que concede deseos
Si tuviera un hada le pediría no tener errores de ortografía, me sacaría 10 en todas las materias del boletín. Le pediría vivir en Cabo do Frio, irme de viaje todos los fines de semana, andar en cuatri, no ir a particular, ir a ver a Racing, que me regalen todo lo que me gusta pero no siempre. Me gustaría tener una netbook para mí. No tener a mi hermana. Pasar más tiempo con mi papá. Jugar más con mi primo. Pasar más tiempo con la familia de mi papá. Me gustaría jugar con el hada y poder volar. Tener recreos cada cinco minutos. Y le pediría que todos los viernes sea mi cumple.
Felipe Schmidt Morresi
jueves, 6 de octubre de 2011
¡¡¡Nos tragó una ballena!!!
Otro trabajo de libre expresión:
Había una vez un “surfer” que fue a las playas de Brasil.
Se metió en lo profundo, salió una ballena asesina y lo tragó.
Cuando estaba adentro de la ballena vio a Pinocho quemando cosas.
-¿Para qué quemás cosas?, le preguntó Pepe.
-Para que la ballena nos escupa.
-¡Qué buena idea!
Y empezaron a hacer fuego los dos.
La ballena los escupió y dijeron:
-¡¡Estamos vivos!!
-Tomá, te regalo mi tabla.
-Gracias, le dijo Pinocho.
Los dos se fueron a surfear y a Pinocho se lo tragó la ballena de nuevo.
¡¡¡Nos tragó una ballena!!!
Había una vez un “surfer” que fue a las playas de Brasil.
Se metió en lo profundo, salió una ballena asesina y lo tragó.
Cuando estaba adentro de la ballena vio a Pinocho quemando cosas.
-¿Para qué quemás cosas?, le preguntó Pepe.
-Para que la ballena nos escupa.
-¡Qué buena idea!
Y empezaron a hacer fuego los dos.
La ballena los escupió y dijeron:
-¡¡Estamos vivos!!
-Tomá, te regalo mi tabla.
-Gracias, le dijo Pinocho.
Los dos se fueron a surfear y a Pinocho se lo tragó la ballena de nuevo.
Gian Luca Costanzo
miércoles, 5 de octubre de 2011
Historias piratas
En esta ocasión, la consigna era redactar con una secuencia de verbos conjugados:
Una vez el pirata Crunchy partió al Cairo.
Navegó días, semanas y meses.
Al llegar disfrutó de la hermosa playa, llena de olas espumosas que combinaban con las nubes. Avistó, apenas, a las hermosas ballenas con sus colas azules. No disparó. Las ballenas se asustarían, entonces no lo intentó.
Siguió caminando y vio a una hermosa sirena que lo hirió con su pelo de oro.
Ella estaba con sus amigas, sentada, peinándose, pero vino el pirata y destruyó su show de belleza.
El pirata se fue a otro lado.
Ella lo siguió porque le interesaba. La sirena, mala suerte, naufragó en el Pacífico. Trató de sobrevivir, nadó, nadó y murió.
El pirata encontró un hermoso barco. Subió y descansó… ¡Le encantó! Con SU barco recorrió todos los mares. Descubrió cosas maravillosas. Esperó mucho tiempo a alguien que lo ame. Escribió una carta y… la arrojó al mar.
El pirata Ramón partió en un barco.
Ese mismo día navegó en el mar argentino. Disfrutó las olas.
Luego avistó una isla. Disparó a un ave sin querer. La hirió mucho.
Destruyó un barco.
Siguió andando.
De repente, por una gran ola, naufragó. Nadó por todo el mar.
Más adelante encontró una isla. Descansó en la arena. Ni bien pasaron dos días recorrió toda la isla. Encontró una botella y un papel. Esperó un rato. Escribió una carta. La metió adentro de la botella. Y finalmente la arrojó al mar. ¿Quién la encontrará?
Hace mucho tiempo, de España, partió el pirata Pepo.
Navegó en los Siete Mares.
Más adelante disfrutó del Caribe.
Unos días más tarde avistó a su primo Pedro.
Ni bien pasaron unos días, hirió a un super pirata llamado Nacho.
Destruyó a un barco enemigo.
Siguió hasta España. Su barco se hundió y naufragó.
Llegó a una isla.
Luego nadó hasta otra isla y encontró la editorial Puerto de Palos.
Descansó y recorrió.
Encontró un tesoro y esperó el puesto de escritor.
Escribió chistes y los arrojó al mar en una botella.
Cuando se jubiló, olvidó su puesto de pirata.
Murió y lo velaron como gran escritor español.
El pirata Crunchy
Una vez el pirata Crunchy partió al Cairo.
Navegó días, semanas y meses.
Al llegar disfrutó de la hermosa playa, llena de olas espumosas que combinaban con las nubes. Avistó, apenas, a las hermosas ballenas con sus colas azules. No disparó. Las ballenas se asustarían, entonces no lo intentó.
Siguió caminando y vio a una hermosa sirena que lo hirió con su pelo de oro.
Ella estaba con sus amigas, sentada, peinándose, pero vino el pirata y destruyó su show de belleza.
El pirata se fue a otro lado.
Ella lo siguió porque le interesaba. La sirena, mala suerte, naufragó en el Pacífico. Trató de sobrevivir, nadó, nadó y murió.
El pirata encontró un hermoso barco. Subió y descansó… ¡Le encantó! Con SU barco recorrió todos los mares. Descubrió cosas maravillosas. Esperó mucho tiempo a alguien que lo ame. Escribió una carta y… la arrojó al mar.
Aintzane Zubimendi
……………………………….
El pirata Ramón
Destruyó un barco.
Siguió andando.
De repente, por una gran ola, naufragó. Nadó por todo el mar.
Más adelante encontró una isla. Descansó en la arena. Ni bien pasaron dos días recorrió toda la isla. Encontró una botella y un papel. Esperó un rato. Escribió una carta. La metió adentro de la botella. Y finalmente la arrojó al mar. ¿Quién la encontrará?
Agostina Sampaoli
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Las aventuras de Pepo
Hace mucho tiempo, de España, partió el pirata Pepo.
Navegó en los Siete Mares.
Más adelante disfrutó del Caribe.
Unos días más tarde avistó a su primo Pedro.
Ni bien pasaron unos días, hirió a un super pirata llamado Nacho.
Destruyó a un barco enemigo.
Siguió hasta España. Su barco se hundió y naufragó.
Llegó a una isla.
Luego nadó hasta otra isla y encontró la editorial Puerto de Palos.
Descansó y recorrió.
Encontró un tesoro y esperó el puesto de escritor.
Escribió chistes y los arrojó al mar en una botella.
Cuando se jubiló, olvidó su puesto de pirata.
Murió y lo velaron como gran escritor español.
Martín Escobar
Los dioses y el Rey de los dioses
Un trabajo de libre expresión:
Había una vez dos guerreros luchando.
En esa lucha caían truenos y lava.
Ellos estaban muy destrozados pero lucharían hasta el fin de sus vidas. Uno tiraba de la montaña al otro y creía que había muerto, pero no.
Uno volaba con los poderes que tenía, que eran los truenos.
El otro tenía el poder de derretir todo con la lava.
Uno era el dios del trueno y el otro era el dios de todo lo que sea fuego y lava.
Ni siquiera podían caminar, solamente podían volar. Luchaban tirados en la montaña o volaban. Y los dos decidieron volar.
Pasaban siglos y siglos.
Llegó el Rey de los dioses y todos los truenos y la lava que caía se terminaron.
Se abrió una luz en el cielo y el Rey dijo:
-¿Qué hacen aquí luchando hasta el fin de sus vidas?
Les quitó sus poderes y los obligó a que sean amigos. Así fue y siguieron siendo amigos para siempre.
Los dioses y el Rey de los dioses
Había una vez dos guerreros luchando.
En esa lucha caían truenos y lava.
Ellos estaban muy destrozados pero lucharían hasta el fin de sus vidas. Uno tiraba de la montaña al otro y creía que había muerto, pero no.
Uno volaba con los poderes que tenía, que eran los truenos.
El otro tenía el poder de derretir todo con la lava.
Uno era el dios del trueno y el otro era el dios de todo lo que sea fuego y lava.
Ni siquiera podían caminar, solamente podían volar. Luchaban tirados en la montaña o volaban. Y los dos decidieron volar.
Pasaban siglos y siglos.
Llegó el Rey de los dioses y todos los truenos y la lava que caía se terminaron.
Se abrió una luz en el cielo y el Rey dijo:
-¿Qué hacen aquí luchando hasta el fin de sus vidas?
Les quitó sus poderes y los obligó a que sean amigos. Así fue y siguieron siendo amigos para siempre.
Guido Ruella
miércoles, 10 de agosto de 2011
TIEMPO DE FÁBULAS - 9
La gaviota, el guanaco y el cocodrilo de lava
Pero en el otro, donde había volcanes, lava y magma, reinaban los cocodrilos de lava.
En esos tres mundos solo cabían cuatro seres porque tenían el tamaño de la mitad de una cancha de fútbol.
Pero el reino de la lava secuestró a tres seres de esos dos planetas. ¿Saben por qué solo tres? Porque la gaviota es lista y se escondió, y el guanaco estaba ocupado comiendo hierbas.
De repente el guanaco se dio cuenta de que sus amigos no estaban y los dos, la gaviota y el guanaco se conocieron buscando a sus compañeros. Entonces se hicieron amigos y fueron a buscar a los otros… pero juntos. Encontraron guardias pero los confundieron. ¿Saben cómo? Porque eran alérgicos a cosas de otro mundo. Por eso los dos guardias murieron. Quedaron dos más. El guanaco distrajo a los otros dos y la gaviota, como es tan inteligente, se llevó las llaves sin que se den cuenta. Cuando los salvaron, a ellos dos los nombraron reyes.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Federico Hayes
TIEMPO DE FÁBULAS - 8
La mara y el guanaco
Había una vez una mara y un guanaco que vivían en el cerro Chenque.
Eran grandes amigos y siempre jugaban juntos.
Un día el guanaco fue a comprar unos caramelos con la mara. Y ella le pidió uno.
-No. Tengo pocos.
La mara se puso triste y pensó que si el guanaco no sabía compartir no podía ser su amigo. Y se alejó.
Unos meses después, cuando el invierno era muy crudo y frío, la mara iba a su refugio en el cerro cuando, de pronto, se encuentra con el guanaco casi muerto de frío y de hambre. A la mara le dio mucha tristeza ver a su amigo así. Se acordó de todos los momentos lindos que habían pasado juntos, se olvidó del egoísmo del guanaco y lo invitó a compartir su refugio y su comida. Se fueron juntos hacia la cima del cerro riéndose de sus andanzas.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Moira De la Torre
TIEMPO DE FÁBULAS - 7
Robo al piche
Se trataba de un piche, un joven áspero, puntiagudo y un poco triangular. Era muy inteligente, astuto y prudente.
El otro animal en el camino alternativo del Chenque era un guanaco alto, baboso y rápido. También era perezoso, egoísta y traicionero.
Una mañana el piche se levantó de su caja de fósforos (cama). Se fue a un auto volcado, explotado y abollado donde guardaba comida. En un momento apareció el guanaco y le robó una parte. Dijo que fue el águila. Ella dijo que el guanaco era un patán y un mentiroso.
Después el piche regresó al auto y resulta que el guanaco le había robado todo. El piche fue muy enojado a pegarle y le dijo:
- ¡Hey! ¡Vos, gordo, grandote! Te robaste mi comida y por eso voy a llamar a la policía humana y te va a llevar al zoológico.
El guanaco respondió:
-No lo creo, chiquilín.
-¡Uuuuh, uuuuh!¡
-¿O sí?, dijo el guanaco con la sirena detrás.
Los policías llamaron al control animal y lo llevaron al zoológico por un mes.
Más tarde el piche recuperó la comida del escondite del guanaco y se fue a dormir.
Luego de un mes se hicieron amigos porque el guanaco se disculpó. Compartían todo.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
(Mientras, los dos ahora están en el hospital por raspaduras al caer de la bicicleta)
Augusto Montenovo
lunes, 8 de agosto de 2011
TIEMPO DE FÁBULAS - 6
El ñandú y la ballena
Había una vez un ñandú que iba corriendo por el cerro y vio a una ballena que se hacía la lastimada. El ñandú fue a ayudarla. La tocó. La ballena le dio un coletazo y empezó a dormir. El ñandú se paró y le dio una patada. La ballena enojada le gritó pero después lo invitó a su casa porque se sentía mal por haberle pegado. Hablaron de las cosas buenas y malas que les habían pasado. Se hicieron amigos y todos muy felices.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Gian Luca Costanzo
TIEMPO DE FÁBULAS - 5
El guanaco y la lagartija
Una vez había una lagartija a la que le gustaba comer carne. Es decir, era carnívora.
Fue a caminar y de paso, comer algo. Pero cuando volvió, toda su casa estaba mojada por un guanaco al que le encantaba escupir.
La lagartija se enojó, fue discretamente a su pie y se lo mordió.
El guanaco se enloqueció.
Los dos se pusieron a pelear.
¡A su derecha la lagartija y a su izquierda el guanaco!
La lagartija lo mordió en la espalda.
El guanaco se tiró y aplastó a la lagartija y fue “K.O.”
La lagartija le dijo que podría irse a otro lugar. Él no quería.
A la lagartija “se le prendió el foco”. Entonces se fue.
El guanaco aprendió una lección: que él no debía escupir a los demás.
Fue a buscar a la lagartija. Cuando la encontró le dijo que vuelva a su anterior hogar.
Se quedó con ella pero iba a escupir y a babear a otro lado.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Daniel Talavera
TIEMPO DE FÁBULAS - 4
El puma y la mara
Había una vez, en la estepa patagónica, dos amigos. Bueno,“amigos” no creo, pero eran compañeros.
La estepa era hermosa: grande, silvestre y obvio… patagónica.
Esos “amigos” eran una mara y un puma. La mara era la santa de la estepa y el puma era… egoísta, malo, astuto, ofensivo y traicionero.
Un día, corriendo como siempre, la mara y el puma estaban haciendo competencia para ganarse un trofeo. Resulta, que el puma corrió un poco más lento que lo común, entonces fue empate y el juez dijo:
-Los dos compartirán el trofeo.
Pero el puma gritó:
-Ni loco comparto “mi” premio. Me lo llevo.
Se fue corriendo con “su” trofeo a su casa.
La mara fue a la suya, triste porque su amigo no quiso compartir. (Igual nunca compartía)
Después la mara fue a la casa del puma con intención de verlo.
-Puma, por qué nada compartes. Me odias desde el primer día que me viste. No compartes nada con nadie. ¿Por qué lo haces?
-Lo que pasa es que no quiero que me toquen nada porque soy así, pero ahora me hiciste ver el lado bueno. ¡No soy más egoísta! ¿Vamos al parque?
-¡Claro!
Y fueron amigos para siempre.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Aintzane Zubimendi
TIEMPO DE FÁBULAS - 3
La ballena y los peces
Había una vez una ciudad que se llamaba Puerto Madryn.Allá mucha gente iba a ver a las ballenas y a los peces.
Los peces se peleaban por la gente que iba a verlos. Algunas veces tenían más público las ballenas y otras veces ellos.
Un día una ballena dijo:
-Es una pavada. No podemos estar peleando así. Hay que resolverlo.
Un pez respondió:
-Cierto, pero esperen, esperen un segundo: por qué no nos unimos. Así somos solo un grupo porque en dos grupos nos peleamos.
Al día siguiente los peces se despertaron, fueron al hábitat de las ballenas que les dieron la bienvenida a su casa.
-Se podrían quedar aquí. Sería muy bueno que durmieran aquí, que se quedaran aquí para siempre.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Federico González
TIEMPO DE FÁBULAS - 2
El pato egoísta
Había una vez un pato, en Chubut, que era inteligente, fuerte y de piernas largas.
Una vez decidió salir a caminar por el bosque y se encontró con una mara pelada pidiéndole un poco de sus plumas.
-No, pero te propongo algo –dijo el pato.
La mara tonta y sin pensar dijo:
Entonces, de repente el pato le arrancó la cola y se quedó con las dos cosas.
Al otro día, el pato pasó de nuevo por el bosque y vio a la mara acurrucada de frío.
-Pobrecita. Mejor comparto mis plumas.
Se acercó diciéndole:
-Compartiré mis plumas y te devolveré tu cola.
La mara contenta dijo:
-Muchas gracias.
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Joaquín Vasquez
TIEMPO DE FÁBULAS - 1
El pingüino y el lobo marino
Había una vez un pingüino, bien chiquito.
Un día llegó al colegio un compañero nuevo, un lobo marino malo y muy egoísta. Él tenía todo lo mejor. El pingüino quería eso, pero el lobo marino no prestaba nada y se sentía enojado con todos.
Los animales insistían pero decía que no. El pingüino le preguntó dónde había comprado sus útiles. Él le contestó:
-No sé, no sé. No me acuerdo.
El pingüino pensó que algo estaba tramando…
Más tarde llegó un librero al que le habían robado unos útiles increíbles, como los del lobo marino.
El pingüino se dio cuenta de quién fue, pero no dijo nada.
El lobo marino se iba congelando de miedo. Después dijo la verdad. Aprendió la lección y fueron todos alegres.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Martina Sosa
TIEMPO DE FÁBULAS
Esta vez el desafío fue escribir una fábula con personajes patagónicos y cuya moraleja fuese:
“Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.”
Para una lectura más ágil, aparecerán individualmente.
“Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.”
Para una lectura más ágil, aparecerán individualmente.
martes, 2 de agosto de 2011
Cartelera para el zoo
Inspirados en la Cartelera para el zoo de Franco Vaccarini, los chicos escribieron y dibujaron otros carteles humorísticos:
Está permitido un elefante muy elegante
porque va a un restaurante.
(Valentina Relly)
Está permitido un elefante muy elegante
porque va a un restaurante.
(Valentina Relly)
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Elías Medina |
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¡Prohibido mirar al león!
Te va a pegar un bofetón.
(Mateo Oliva)
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¡Está prohibido perseguir al elefante
porque está comiendo
un maní gigante!
(Germán Camacho)
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Martina Sosa |
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REGLAS DEL ZOO:
No molestes a la hormiga.
Te va a hacer comida.
(Augusto Montenovo)
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Está prohibido
espiar al mono tití:
está jugando con la Wi.
(Nicolás Freile)
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Julieta Luna |
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¡Es de mala educación!
Si espiás a la serpiente
te romperá un diente.
(Camila Sánchez)
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Guido Ruella |
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ESTÁ PROHIBIDO
molestar al camaleón
porque sino
te come el león.
(Agostina Sampaoli)
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ESTÁ PROHIBIDO
comer al pez
sin contar hasta 10.
ESTÁ PROHIBIDO
molestar al armadillo
porque se traga tu anillo.
(Manuel Fernández Chain)
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LE ADVERTIMOS:
Si ve a un sapo saltarín,
tenga cuidado
con el trampolín.
(Martín Escobar)
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Candelaria Artola |
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