El guanaco y la lagartija
Una vez había una lagartija a la que le gustaba comer carne. Es decir, era carnívora.
Fue a caminar y de paso, comer algo. Pero cuando volvió, toda su casa estaba mojada por un guanaco al que le encantaba escupir.
La lagartija se enojó, fue discretamente a su pie y se lo mordió.
El guanaco se enloqueció.
Los dos se pusieron a pelear.
¡A su derecha la lagartija y a su izquierda el guanaco!
La lagartija lo mordió en la espalda.
El guanaco se tiró y aplastó a la lagartija y fue “K.O.”
La lagartija le dijo que podría irse a otro lugar. Él no quería.
A la lagartija “se le prendió el foco”. Entonces se fue.
El guanaco aprendió una lección: que él no debía escupir a los demás.
Fue a buscar a la lagartija. Cuando la encontró le dijo que vuelva a su anterior hogar.
Se quedó con ella pero iba a escupir y a babear a otro lado.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Daniel Talavera
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