La mara y el guanaco
Había una vez una mara y un guanaco que vivían en el cerro Chenque.
Eran grandes amigos y siempre jugaban juntos.
Un día el guanaco fue a comprar unos caramelos con la mara. Y ella le pidió uno.
-No. Tengo pocos.
La mara se puso triste y pensó que si el guanaco no sabía compartir no podía ser su amigo. Y se alejó.
Unos meses después, cuando el invierno era muy crudo y frío, la mara iba a su refugio en el cerro cuando, de pronto, se encuentra con el guanaco casi muerto de frío y de hambre. A la mara le dio mucha tristeza ver a su amigo así. Se acordó de todos los momentos lindos que habían pasado juntos, se olvidó del egoísmo del guanaco y lo invitó a compartir su refugio y su comida. Se fueron juntos hacia la cima del cerro riéndose de sus andanzas.
Moraleja:
Es leal y generoso compartir con amigos lo feo y lo hermoso.
Moira De la Torre
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